En esta ocasión, hemos
disfrutado de una salida diferente a nuestras rutas senderistas habituales: nos
hemos desplazado a la localidad de Antequera para conocer el conjunto
arqueológico de los dólmenes y realizar un recorrido por los monumentos históricos
más representativos. Como en otras ocasiones, nos han acompañado y han actuado como guías nuestros amigos Paco y Rafael, a quienes agradecemos su colaboración y participación.
Situada en el norte de la
provincia, y al oeste de Villanueva de Algaidas, Antequera es el centro de la comarca que
lleva su nombre. La ciudad tiene su origen en la antigua Antikaria romana,
aunque varios yacimientos repartidos por el término municipal atestiguan que la
zona estuvo habitada con anterioridad. De su pasado conserva un extenso
patrimonio arqueológico y arquitectónico, en el que destaca el conjunto de dólmenes
de El Romeral, Viera y Menga, objeto de nuestra visita, así como numerosas
iglesias, conventos y palacetes de distintas épocas y estilos.
El conjunto que forman los
dólmenes de Menga, Viera y El Romeral es uno de los mejores exponentes del
megalítico europeo. Estos monumentos, de casi 5000 años de antigüedad, se
caracterizan por el uso de grandes bloques de piedra que forman cámaras y
espacios techados. Eran utilizados con fines rituales y funerarios. Los dólmenes de Antequera están muy bien
conservados y cuidados, y se encuentran en la fase final de ser reconocidos por
la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Partimos de Alhaurín de la
Torre a las 08:00 h y, tras desayunar ya en Antequera (deliciosos molletes,
naturalmente), nos dirigimos caminando al dolmen de El Romeral. Algunos
componentes del club prefirieron hacer el recorrido en autobús. El dolmen de El Romeral es un sepulcro megalítico que
tiene un corredor de paredes de mampostería y una sala sepulcral con falsa
cúpula (la primera conocida en Europa) previa a la cámara funeraria. Es el más “moderno”
de los dólmenes del conjunto. Colocadas las piedras laterales, la gran nave
central se cubre con una bóveda semiesférica, colocando capas circulares de
piedras, cuyo diámetro iba disminuyendo a medida que crecía la cúpula.
A continuación, caminamos unos
cuatro kilómetros en dirección a los dólmenes de Viera y Menga. Encontramos, en
primer lugar, el Centro de Recepción y llegamos al Observatorio de El
Caminante, un gran espacio abierto a la vega antequerana desde donde se pueden
contemplar la Peña y el Cerro de Marimacho, así como la relación espacial de
los túmulos con estos elementos.
Se une al Centro Solar: una plaza circular ubicada en cl
camino de acceso al Campo de los Túmulos. Pudimos pasear por los caminos
trazados desde los que se observa la importancia de los túmulos en las construcciones
megalíticas.
Vimos allí un reloj solar.
Vimos allí un reloj solar.
A continuación, visitamos
el dolmen de Viera: es también un
sepulcro de corredor, con un recorrido interior de algo más de veintiún metros,
tras el que se llega a la cámara. Cada lateral del sepulcro debió de estar
formado por dieciséis losas (se conservan catorce en el lateral izquierdo y
quince en el derecho).
Muy próximo al dolmen de Viera, encontramos el de Menga:
puede considerarse un sepulcro de corredor en el que un atrio abierto hacia el
exterior da paso a un segundo tramo de planta rectangular que, a modo de
corredor, sirve de acceso a la cámara. La longitud es de veintisiete metros
y medio.
Según nos explicó nuestro guía y amigo Rafael, hace unos años, se descubrió un
pozo en el interior que, al parecer, habían mantenido oculto los pastores para
evitar que sus rebaños se precipitaran al fondo.
Una vez finalizada la
interesante visita al conjunto de los dólmenes, caminamos hasta el centro de la
ciudad, donde realizamos un recorrido para conocer algunos de los numerosos templos,
palacios, iglesias, conventos, colegiata, etc. que, aunque visitados en
ocasiones anteriores, siempre nos sorprenden por su belleza.
Un magnífico y
soleado día contribuyó a hacer aún más agradable la visita a esta ciudad.
Tuvimos tiempo, también, para degustar algunas tapas antes de dirigirnos a Villanueva de la Concepción para el almuerzo. Con él, finalizó una jornada diferente, de visita cultural a la ciudad de Antequera.
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