domingo, 26 de enero de 2014

HORNACHUELOS



Ayer tocó madrugar: nuestro destino estaba en  la provincia de Córdoba. La jornada empezaba bien: estrenábamos un cómodo y moderno autobús.
Nos desplazamos hasta Hornachuelos. Este municipio está ubicado en la parte occidental de la provincia de Córdoba, sobre una de las muchas montañas de la Sierra de Hornachuelos, en el Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, que  forma parte del macizo de Sierra Morena.

En el camino, disfrutamos de un maravilloso amanecer
y observamos las tierras rebosantes de aguas de las recientes lluvias, que allí, al parecer, han sido más abundantes.


Antes de llegar a Hornachuelos, hicimos una parada para desayunar en el entorno del cercano municipio de La Carlota.

Así, aproximadamente a las once de la mañana, comenzamos nuestro recorrido por el Sendero de los Ángeles. Este sendero, también conocido como el de las siete revueltas, transcurre paralelo a la margen derecha del río Bembézar. Fue utilizado por los monjes que habitaron el monasterio de los Ángeles. Se trata de un interesante sendero rehabilitado por vecinos del pueblo y convertido en un sendero botánico, que tiene una longitud de 4,3 km de ida.

Siguiendo a nuestro guía, Paco, comenzamos el recorrido con un pronunciado descenso, dificultoso por lo resbaladizo del terreno.
Pronto accedimos al inicio del sendero, que transcurre paralelo al pantano de Hornachuelos, en el que apreciamos gran cantidad de agua.

El camino es prácticamente llano, con alguna leve ondulación, y muy cómodo.  Nos acompañó un magnífico día, más propio del mes de abril que de enero, un cielo limpio y azul y un sol radiante.






En el recorrido, atravesamos varios accidentes geográficos como el arroyo Rabilarga, el barranco del infierno, el arroyo del silencio,
galapagar, el poyato y la cañada del silencio. En este sendero, en ocasiones se pueden observar distintas aves como la cigüeña negra, cormoranes, buitres leonados.

Sobre la vegetación, exuberante, pudimos aprender mucho gracias a la ayuda del Sr. Curro Mesa, natural y vecino de Hornachuelos, y gran conocedor de la sierra, su flora y su fauna. Nos cruzamos con él, casualmente, y nos habló de cómo los vecinos habían  construido el sendero y, con gran entusiasmo, nos comentó las características de las diferentes plantas que teníamos ante nosotros (cantueso, lentisco, acebuche, romero, algarrobo, encina, aligustre, matagallos y jara), así como los usos de algunas de ellas, como el proceso de fabricación del aceite y el alcohol de romero.


Nos indicó, también, que él ha sido una de las personas que participó en la rehabilitación del sendero. 
Desde aquí, le agradecemos su amabilidad y su colaboración.
















Tras alguna breve parada para tomar un poco de fruta o beber agua, divisamos allá casi en la cima, el Monasterio de los Ángeles.


Durante todo el recorrido, fuimos encontrando otros grupos de caminantes que iban o regresaban por el sendero.



Y así llegamos hasta la Fuente de los Tres Caños, término del sendero. Los tres Caños simbolizan la salud, la suerte y el amor.  Cada miembro del grupo bebió del caño que más respondía a sus necesidades… o de los tres, por si acaso.



Algunos componentes del club, continuamos la ruta para subir al Monasterio. En el ascenso, que presentó un importante desnivel, pasamos junto a una gran cruz erigida en monumento.
Continuando la subida, llegamos al Monasterio. Según se leía en una de sus paredes, se trata del Seminario Diocesano Santa María de los Ángeles. Actualmente, se encuentra cerrado y, lamentablemente, en ruinas.







Desde esa altura, pudimos disfrutar de unas espectaculares vistas sobre el río y el embalse.



Una vez visitado el entorno del Monasterio, emprendimos el camino de regreso por el mismo sendero, hasta alcanzar al resto del grupo que estaban muy cerca ya del punto de partida. El recorrido, con la subida al Monasterio, fue de casi diez kilómetros.

De nuevo en el autobús, volvimos al restaurante donde habíamos desayunado para reponer fuerzas con un sabroso almuerzo.


Y tuvimos ocasión de ver los animales de la pequeña "granja" de que disponen en el exterior del recinto.


En el camino de vuelta, pasamos por varios municipios sevillanos, como Écija, Osuna o Estepa. A las 20:00 h, llegamos a nuestro pueblo, cansados pero felices de haber disfrutado de un estupendo día de senderismo.
La próxima salida será a Istán, el sábado día 8 de febrero.

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